Edición disponible Octubre- 2024

Construye una relación sana con el ejercicio

¿Estás en una relación “complicada” con el ejercicio? ¿Quieres moverte pero luchas con la motivación, la energía o la construcción de una rutina? ¿O te preocupa que seas demasiado activo?

Sea lo que sea que esté afectando tu relación con el ejercicio, es posible que te preguntes cuál es una consistencia “saludable” o si es posible lograrla en tu vida ocupada y cotidiana. Aunque el ejercicio se trata de mover tu cuerpo, el primer paso es mover tu mente, y superar tus barreras mentales te puede llevar a nuevas ideas, nuevas actitudes y darte un impulso fresco para activarte. Con el objetivo de hacer que ejercitarse sea menos intimidante, este artículo enumerará cinco formas de construir una relación saludable con el ejercicio.

  • Haz lo que disfrutes

Es bastante simple en realidad. Piensa en la última vez que disfrutaste haciendo ejercicio, anota lo que fue, dónde fue y qué te gustó de ello. Esto no necesariamente se refiere a un entrenamiento “tradicional”, como una hora en el gimnasio, una gran cantidad de flexiones o una larga carrera; puede ser cualquier cosa que te haga mover. Podría ser una sesión de yoga, una clase de pole dance, o incluso simplemente trotar detrás de tu perro en el parque. Una vez que entiendas lo que disfrutas, será más fácil incorporar la actividad en una rutina. Sin embargo, quizás aún no hayas descubierto lo que te gusta, ¡y eso está bien! Ahora es un buen momento para probar la gran variedad de opciones disponibles, ya sea en casa, en el gimnasio o al aire libre.

Experimenta, tómate tu tiempo para descubrir lo que es divertido, alcanzable y que da resultados. Si prefieres la idea de hacer ejercicio en casa, prueba una clase en línea. Hay una gran cantidad de opciones disponibles. ¿Qué tal si te pones a rockear en una sesión de caminata en interiores, ambientada con los clásicos golpeadores de los años 80? O, si estás buscando probar algo verdaderamente diferente, prueba este programa de cuerpo completo con un toque divertido (pista: finalmente podrás canalizar a tu bailarina interior).

  • Busca una razón

Ya sabes por qué el ejercicio es importante para el cuerpo: puede reducir el estrés, el riesgo de enfermedades graves y apoyar un metabolismo saludable. Sin embargo, ¿por qué es importante para ti? Podría ser para mejorar tu bienestar mental, aumentar tus niveles de energía o perder peso. Quizás quieras desafiarte a ti mismo y tengas aspiraciones de correr un 5K, un triatlón o mejorar tu levantamiento de peso muerto. Además, deberías considerar qué significa el ejercicio para ti, además de ser una estrategia para perder peso o aumentar la masa muscular. ¿Qué valor te brinda aparte de tus objetivos de fitness? Tómate el tiempo y la paciencia para seguir preguntándote “por qué” hasta que encuentres tu verdadera motivación para alcanzar tu objetivo.

Una vez que comprendas tu razón de ser, tu “cómo” debería volverse un poco más claro. Crea una rutina realista y sostenible en torno a tu objetivo y practica una actividad que se adapte mejor a tus necesidades. Es posible que estés más motivado en compañía de otros, como en un grupo de caminata, una clase de baile o simplemente disfrutando de un yogatón en solitario en la comodidad de tu hogar.

  • Cree en ti misma

¿Alguna vez has planeado hacer ejercicio pero no lo has hecho porque simplemente no te sentías con ganas? Saltarse una rutina de ejercicio puede hacerte sentir perezoso, culpable e incluso deprimido. Sin embargo, una rutina de ejercicio (o la falta de ella) nunca debe generar sentimientos de “fracaso” o disminuir la confianza en uno mismo.

Considera cuánto tiempo y energía tienes por semana para dedicar al ejercicio, pero también toma en cuenta las horas que pasas en el trabajo, tu vida social y esos compromisos tan importantes con Netflix. Comienza tu régimen con pequeños pasos significativos que sean alcanzables y disfrutables. Luego, si te sientes lo suficientemente seguro, aumenta la cantidad de tiempo y energía que le dedicas al ejercicio.

  • No hagas ejercicio para comer

¿Alguna vez has hecho ejercicio para poder comer unas papas fritas extra? ¿O has hecho ejercicio solo para contrarrestar los “daños” y calorías de un dulce? Esto es muy común, especialmente para aquellos que buscan consumir una comida particularmente poco saludable o que siguen una dieta estricta.

Sin embargo, el ejercicio no debe ser una tarea ardua para ser compensada con una recompensa, ni debes validar lo que comes mediante el ejercicio. Al hacerlo, puedes crear rápidamente una relación poco saludable entre la dieta, el ejercicio y tu autoestima. Además, incluso puedes encontrar que estás aumentando de peso si las calorías que quemas son menos de las que consumes.

Si esto te suena familiar, asegúrate de hablar con tu médico o profesional de salud mental. Tu estado físico nunca debe ir antes de tu salud y felicidad.

  • Toma días de descanso

Los días de descanso son tan vitales como los días activos y son esenciales para un plan de ejercicio saludable. Al tomar pausas deliberadas y regulares, permites que tu cuerpo se repare, se recupere y evites lesiones. Saltarse los días de descanso, por otro lado, puede llevar al sobreentrenamiento o al agotamiento. Desde una perspectiva psicológica, tomar un descanso puede revivir tu deseo de hacer ejercicio y ayudarte a evitar la letargia. El agotamiento mental puede ser tan dañino como la fatiga física, y tomarte un día libre ayuda a rejuvenecer tu mentalidad.

Sin embargo, no confundas los días de descanso con los días de trampa. Esta controvertida noción permite a un dietero “hacer trampa” un día a la semana (normalmente con muchas comidas altas en calorías o poco saludables) siempre y cuando sigan su plan para los otros seis días. Para algunas personas, esto puede llevar a un consumo excesivo de comida, seguido de la purga de calorías a través del exceso de ejercicio. Esto se conoce como ejercicio compulsivo y puede crear una mentalidad perjudicial y hábitos alimenticios desordenados. Si tienes alguna preocupación sobre tu relación con el ejercicio, debes consultar a un médico para discutir el mejor plan de tratamiento.

Presta atención a lo que te hace feliz y te hace volver por más, ¡y luego haz más de eso! Si puedes hacer eso, estarás un paso más cerca de tener una relación positiva con la actividad física.

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