Comienza siempre con una piel bien hidratada; esto no solo mejora el acabado del maquillaje, sino que forma parte del mejor cuidado para una piel sana y luminosa. La clave está en entender tu rostro y trabajar con él, no contra él.
Comienza siempre con una piel bien hidratada; esto no solo mejora el acabado del maquillaje, sino que forma parte del mejor cuidado para una piel sana y luminosa. La clave está en entender tu rostro y trabajar con él, no contra él.