Una buena postura y un lenguaje corporal asertivo no solo mejoran la percepción que otros tienen de ti, también refuerzan tu seguridad interior. La forma en que caminas, te sientas o usas tus manos al expresarte puede comunicar confianza, apertura o, por el contrario, nerviosismo y desinterés. Por eso, es esencial aprender a leer tu lenguaje corporal y el de los demás como parte de tu desarrollo personal.
Pequeños ajustes como mantener la espalda recta, hacer contacto visual y relajar los hombros pueden marcar una gran diferencia en entrevistas, relaciones sociales o profesionales. Del mismo modo, prestar atención a las señales no verbales de quienes te rodean te permite interpretar emociones, detectar incongruencias o conectar de forma más empática.
Recuerda: el cuerpo habla incluso cuando tú no lo haces. Ser consciente de ello es una herramienta poderosa para comunicar con más autenticidad y generar un impacto positivo en cada espacio que habites.