El perdón no siempre llega envuelto en calma; a veces llega después del caos, del duelo, de reconstruirte. No es un acto de olvido ni una invitación a reabrir puertas que debieron cerrarse. Es, en realidad, una forma silenciosa de liberarte.
El perdón no siempre llega envuelto en calma; a veces llega después del caos, del duelo, de reconstruirte. No es un acto de olvido ni una invitación a reabrir puertas que debieron cerrarse. Es, en realidad, una forma silenciosa de liberarte.